miércoles, 23 de octubre de 2013

El aprendizaje y la enseñanza


A veces los docentes hostigan al alumno y no hace falta que sea a través de un golpe físico, la violencia psicológica deja huella. 
Últimamente estoy leyendo mucho sobre aprendizaje y enseñanza, los métodos de aprendizaje inconcientes están íntimamente relaciones con las caracterísiticas de la personalidad; y lo sorprendente es que lo que yo aprendo modifica, por consecuencia, mi personalidad (dicho a grandes rasgos). 

Cuando el docente expone al alumno y por querer que le salga una actividad lo obliga a repetirla una y otra vez, produce que el ejercicio se empantane y en vez de mejorar, sale cada vez peor. Porque de por sí, es díficil que la presencia del doncente facilite o colabore a que el alumno muestre de modo relajado lo que tenga que rendir. Depende fuertemente del rol docente, su personalidad y sobretodo del vínclo alumno - docente que se haya creado. 

Lo más triste y frustrante, es recordar la escena (desde la visión de alumna) y ver como el docente se alimenta de la energía que pone el alumno en intentar lograr lo que se le está pidiendo. Se requiere de una gran fortaleza para frenar ese círculo vicioso (en el cual uno también es responsable) y decirle: Así no puedo seguir, lo estudio para la clase próxima. 

La palabra como vehículo, como defensa y como protección, porque me di cuenta que las lágrimas no alcanzan para conmover a todos los docentes.

Escribo esto para recordarme como futura docente, no causar en los alumnos semejante daño psicológico, pero sé que todos nos equivocamos, es parte del camino y a fin de cuentas, del aprendizaje.





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