viernes, 31 de julio de 2015

Caminos



"Cuesta aceptar que las personas cambiamos y, con ello, cambian nuestras relaciones. Cuesta entender que a veces, para avanzar, hay que soltar.


Con ella tuve que aceptar que una buena relación también puede ser temporal. Que incluso la química y los intereses con los amigos no son siempre iguales. Que una muy buena amistad (incluso un mejor amigo) puede tener fecha de vencimiento si las personas cambian. Y cambiamos".

Leer el post completo en: Mi vida en una mochila


En la secundaria tenía un grupo de cinco amigas. Me cambié de colegio cuando tenía 16 años así que los últimos dos años los hice en un colegio público. Me hizo muy bien, conocí mucha gente distinta, era un colegio grande, podía respirar, dejé de ahogarme. El primer año me hice unas amigas y en el último, con ellas armamos un grupo. Fue muy lindo pertencer, que mi grupo de amigas hubiese crecido. Una vez terminado el secundario me seguí viendo pero sólo con dos. 

Al tiempo quise alejarme de ellas, sentía que no compartía algunas cosas y además había conocido otro grupo de personas con los que me identificaba más en ese momento. Mis amigas me llamaban a mi casa para decirme de vernos, que fuera a la casa donde ellas se habían juntado. Pero las últimas veces que había estado con ellas ya no sentía que pertenecía, me sentía lejos.
El último grupos de personas con las que me juntaba se fue disolviendo por cuestiones varias y ninguno tenía la iniciativa de que continuara. Algunos ya eran amigos de antes y sé que se siguieron viendo. 
Después entré a una orquesta de música y ahí pasaba mis sábados, hice nuevos amigos, un nuevo grupo. Estuve 6 años en esa orquesta hasta que sentí que quería seguir creciendo musicalmente pero de forma independiente, así que volví a elegir alejarme.

Viendo este recorrido me doy cuenta que me alejé quizás demasiado rápido de ciertos vínculos.  Ya que llegué a arrepentirme alejarme de mis amigas del secundario porque después eran las únicas con las que podía compartir algunas cosas. Entonces quise volver a hablarles. Las tenía en facebuk hace años así que no fue dífcil. Habían pasado siete años y nos reencontramos. Yo las encontré casi iguales, hablamos de los profesores del secundario, nos reímos y compartimos lo que había pasado en nuestra vida. 

Nos vimos cuatro veces en lo queva del año.

Finalmente hoy me levanté y M me había escrito diciendo que había estado pensando mucho y que le estaba costando retomar la amistad, que no le interesaba. Me dolió, se me cayeron las lágrimas y no pude terminar el desayuno. Horas más tarde, J se adhería a lo dicho por M.

Cuando yo me alejé de ellas, M me preguntó varias veces por qué lo había hecho y no sé si logré darle una respuesta. Quizás el volver a vernos le dió la respuesta que necesitaba. 

 

Quizás a nadie le interese lo que escribí pero este blog lo uso de canal para desahogarme.

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