Durante su crecimiento, el ser humano necesita pasear de un polo a otro. En ocasiones es bueno estar completamente solo:
necesitas tu propio espacio, necesitas olvidarte del mundo, y ser tú
mismo. El otro está ausente para que tú no tengas límites a tu
alrededor. El otro es el que crea tu límite, de lo contrario eres
infinito.
Al vivir con otras personas, al vivir en el mundo, en la
sociedad, poco a poco empiezas a sentirte confinado, limitado, como si
tuvieras muros a tu alrededor. Se convierte en un encarcelamiento sutil,
y necesitas salir de ahí. En ocasiones necesitas estar completamente
solo para que desaparezcan todos los límites, como si el otro no
existiera en absoluto, y todo el universo y todo el cielo existiera solo
para ti.
En ese momento de soledad uno se da cuenta por primera vez
de qué es lo infinito. Pero si vives ahí demasiado tiempo, poco a poco,
lo infinito te aburre, se vuelve insulso. Hay pureza y silencio, pero no
hay éxtasis. El éxtasis proviene siempre de la otra persona. Entonces
empiezas a sentirte hambriento de amor, y quieres escapar de esta
soledad, de ese espacio inmenso. Quieres un lugar acogedor en el que
estés rodeado por los demás para poder olvidarte de ti mismo. Esos son
los dos polos básicos de la vida: el amor y la meditación.
OSHO
Textro extraíado de http://osho-estilodevida.blogspot.com.ar/
Textro extraíado de http://osho-estilodevida.blogspot.com.ar/
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