Agarraba algún tomo de la enciclopedia y se ponía a leer. Me llamaba la atención que eso fuera lo que lo entretenía. Flaco y alto con un bigote de toda la vida.
Cuando iba a su casa (demasiado oscura ya que el Sol sólo daba en una esquina del patio) se dormía con los brazos sobre la mesa haciendo de almohada a la cabeza.
Si querías te aplastaba el sanguich envuelto en el mantel contra la mesa. Era divertida la transformación que se generaba en el pan (rechono a la entrada y resquebrajado a la salida). Veía los partidos de fútbol en silencio, las figuritas de los jugadores moviéndose silenciosos en la pantalla de la tv.
También me enseñó inglés y a hacer burbujas con el jabón del baño.
Te amamos Abuelo.
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