Cuando abrí la puerta del monoambiente para ir a tomarme el colectivo hacia el trabajo, un viento cálido me rozó la cara. Abrí los ojos soprendida cuando vi lo que tenía enfrente. Una extensa superficie de tierra verde y el más despejado cielo. Me resfregué los ojos, me pellisqué el brazo y los verdes pastizales seguían allí. Cerré la puerta y la volví a abrir para ver si algo cambiaba pero no, el magnífica paisaje seguía allí. Apareció el conejo de Alicia así que supe que debía seguirlo. Dejé la mochila, el tapado y la bufanda innecesarias para ese día primaveral.
Caminé siguiendo al conejo hasta llegar a un arroyo. Ahí me econtré a mi hermana ya que le había pasado lo mismo al despertarse. Había una canasta para hacer un sabroso picnic. En el arroyo se veían los pececitos , había mariposas que aparecían y desaparecían entre los árboles. El día se fue sin sentirse las horas ni los minutos. Nos mojamos los pies en el arroyo, nos hamacamos entre los árboles y caminamos.
Empezó a atardecer y nos dimos cuenta que había que regresar ya que había vuelto el conejo de Alicia y sabíamos que debíamos seguirlo. Caminé rozando los pastizales mientras el Cielo cambiaba de color. Cuando llegué a la puerta de mi departamento no quise abrirla pero lo hizo sóla. Escuché la voz del viento que me dijo: "no te preocupes, nos vemos pronto".
Dormí un sueño profundo escuchando el sonido de un arroyo.
Pd: estoy cursando una materia que se llama Taller de producción y análisis de texto. Nos dieron para leer un libro que se llama Gramática de la Fantasía (Introducción al arte de inventar historias) de Gianni Rodari. Me resulta muy interesante y decidí probar una de las consignas que menciona para que los niños inventen cuentos. Así que lo que escribí arriba es un juego, es intentar, probar y ver qué sale de mi fantasía.
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