La energía vital retrayéndose al centro del cuerpo, preservándose, mantiendo al corazón cálido.
¿Lo vene en los árboles de esta ciudad de la furia?
Se preserven del afuera mientras continuan viviendo a la interperie.
Ella lo siente en sus venas. No puede cumplir con todas las actividades de su agenda, tampoco quiere. No es que la chispa se apagó, es sólo que el fuego se concentra en lo vital. Se pone en modo ahorro, si la computadora y el celular lo hacen, los humanos también lo necesitamos.
Le duele la garganta levemente, como el recuerdo de algo que sucedió o quiere retornar.
Las manos frías, la cabeza cansada. La pereza adherida a su cuerpo.
¿Será el inconsciente que la quiere preservar del mundo hostil?
Que quiere evitar volver a viajar en el transporte público, teniendo que estar en guardia, alerta,
temiendo el acecho.
¿Hay forma del evitarlo? Fundamental es la actitud, el estar en guardia es inevitable.
Por más que ella viva en un pueblo, rodeada de naturaleza y donde la mayoría de las personas se conocen entre sí, ¿estaría a salvo de lo desconocido?
¿Cómo evitar la paranoia?
Sintió en su cuerpo la oscuridad del peverso. Todo su ser reconoció la intención enferma, oscura, pervesa y hediondo de quien estaba cerca.
Gratitud hacia ella y su evolución interna, la antena de la intución despierta y en sintonía, la fuerza de su preservación y su defensa.
Le queda seguir adelante, salir de su casa, atravesar su miedo, confiar en su sistema de alarma interno, su actitud frente a la vida, la protección del Cielo y su ángel de la guarda. Amén.
Bel Vaucelles
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