miércoles, 5 de junio de 2019

Jazmín

Ayer la niña escuchaba la canción de Aladín, Aladino. La versión original cantada por Ricardo Montaner y una rubia desconocida. 
La que dice: "un mundo ideal, un mundo en el que tú y yo podamos decidir cómo vivir, sin nadie que lo impida". Es de las pocas canciones que valoro más la letra en castellano que en inglés. En inglés, la traducción literarl sería "un mundo enteramente nuevo". Que hace pensar más en el materialismo, en tirar el mundo actual al tacho y reemplazarlo por uno nuevo, como si lo pudieras comprar en un local ouna tienda.

La niña tuvo el audio libro de la película Aladino, era fascinante tener en un caset  todas las canciones de la película junto con la voz de un narrador que leí las páginas del libro hasta que llegaban las canciones. 

Ayer, a la adulta, se le caían las lágrimas mientras escuchaba la canción. No lloraba por el amor romántico, esas lágrimas caídas años atrás por no encontrar una pareja dulce que la acompañe. 

¿Por qué lloraba? Y otra vez la respuesta es la misma: por lo que simbolisa esa canción para ella. Simboliza la magia, que sólo se necesita de un genio para que tus sueños se hagan realidad, que el mundo es un lugar maraviloso. 

¿Será que es culpable de Disney? Que nos hizo creer en esa película a través de escenarios divinos y finales felices. 

Sin embargo, la película tiene una moraleja que considero poderosa: Aldin no es fiel a su esencia y eso, lo hace infeliz y lo aleja de la persona amada. La riqueza y el estatus no es lo que Jazmín ama de él, si no, su alfombra mágica... No, tampoco. Lo que Jazmín ama de Aladino es su persona, su ser y que él le brinda una sensación de libertad que encerrada en el palacio no tiene. 

Seguramente hay alguna lectura patriarcal para hacer, que hay que criticar. La niñadulta irá el domingo a ver la película nueva Aladino y le contará qué le pareció.

Otra de las películas favoritas de la niña es Pocahontas, y la canción "Colores en el viento", le parece maravillosa. ¡Además lo admirable de esa película es que el final no es feliz! Bueno no es feliz en el sentido de que la resolución no es que Pocahontas y el rubio se casan y viven felices para siempre. Tal vez, lo simbólico es que el rubio recibe una bala que iba para el padre de Pocahontas y se va herido en el barco devuelta a su patria. Lo dramático es que se enamoran y no pueden estar juntos. Pocahontas debe quedarse en el lugar que le corresponde por nacimiento. En fin, hay bastante para analizar.

Otro símbolo fabuloso de la película es que la abuela de Pocahontas sea un árbol. 

Las huellas profundas que dejan las películas de la infancia, raíces poderosas que tienen tanto para decirnos de nosotros mismos y dela sociedad de la que vienen.
Bel Vaucelles.
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Ese balcón me remite al de Julieta y Romeo...

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