sábado, 8 de junio de 2019

¡Entonces alejate!

       Una amiga estaba hoy sentada en el último asiento del colectivo, ese asiento lateral e individual, los codiciados que están del lado izquierdo de bus. Ella termina de escribir un mensaje en el celular cuando el colectivo frena bruscamente y con su visión periférica ve como un individuo pierde el equilibrio pero no llega a caerse. El individuo se pone de pie a su lado. Ella empiece a sentir que algo no anda bien, incomodad, se le acelera el pulso. El individuo tiene la mano izquierda en el bolsillo y desde allí llega a tocar la campera de ella, específicamente su brazo derecho. ¿Parece inofensivo? No lo es. Pasan los minutos, la incomodidad de ella aumenta, lo mira a él a la cara, ella está alerta, ninguno de los dos usa el celular, pasan los minutos.
 
Ángel de la guarda dulce compañía amparame de noche y de día…
 
      Hasta que ella lo vuelve a mirar a la cara y él finalmente hace contacto visual, desafiándola. Aún sentada le pregunta con voz clara y fuerte: “¡¿te querés sentar?!” él no le responde. Ella continúa “¡entonces alejate!”. Ella de pie reitera: “¡¿te querés sentar?! ¡sentate!” Finalmente él le contesta que no se quiere sentar y ella le dice: “entonces dejame pasar”. Mi amiga se aleja sólo un poco de ese individuo nefasto porque el colectivo va lleno y faltan varias paradas para que llegue a su destino. Sólo silencio se provocó en el bus. Algunos la miraron pero bajaban rápido la vista, su mirada era feroz. No hubo cómplices, sólo testigos de que otro paradigma es posible. Que la palabra dicha con claridad y fuerza, no es locura, es liberación. Porque las lágrimas no son armas suficientes frente a un perverso que usa un pulover verde, verde feminista.

     Una maestra dijo una vez: todos querríamos que en la vida no nos sucedieran eventos dolorosos o incómodos, que no nos pasara nada; ¿si la vida confía en nosotros, cómo no vamos a confiar en ella?

         Este dilema de que con nuestros pensamientos creamos la realidad, y ¿entonces de esa forma podemos evitar todo lo que no nos gusta? ¿y hacer realidad todo lo que sí? La meditación, la evolución de la conciencia interna, la terapia, la acupuntura, la astrología proponen aceptar el presente y a su vez te dan las herramientas para enfrentar lo que la vida te trae.
 
       Este relato le sucedió a mi amiga, a la feminista, a la que se cree fea creeyendo que por eso ninguna persona se aprovechará de ella, a la hermana, a la hija, a la madre, a la abuela, a la tía, a la astróloga, a la ariana, a la conservadora, a la tímida, a la novia, a la sumisa, a la artista, a la distraída, a la mujer, a todas y a ninguna.


¡Que la fuerza de la mujer salvaje,


 el amparo de la Santa Madre y
la protección del Ángel de la Guarda 

nos ayuden y acompañen!
 
Amen, que así sea.



Bel Vaucelles


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