¿Quién me comprenderá?
¿Quién me dirá cuál camino tomar?
¿Quién decidirá el rumbo de mi vida?
¿Nadie me comprenderá tanto como yo misma?
¿Nadie me cuidará ni defenderá tan bien como yo sé hacerlo?
¿Quién llevará o entregará el bagaje de angustias que rodea mi pecho?
Muchas preguntas, una respuesta: yo. Mi ego, mi alma, mi espíritu, mi cuerpo, mi ser.
Esa soy yo, hace tres años. Cuando creía que la vida adulta empezaba a ser genial... y real.
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