"Por supuesto ésta es mi rutina personal.
Yo no tengo los conocimientos que puede tener una profesional del
deporte pero sí que sé que los cambios hormonales necesitan tenerse en
cuenta pues la mayoría de las dinámicas propuestas, de manera general,
nos obligan a funcionar de manera lineal, con lo que acabamos detestando
el deporte por sentirnos falibles, inconstantes y torpes. Es cierto
que, al principio, no crees que vaya a funcionar. Cuando comienzas a
rebajar el ritmo los pensamientos de “soy una vaga, no tengo arreglo” y
demás historias aparecen sin cesar. No es fácil aceptar que nuestro cuerpo cambia de un día a otro cuando hemos aprehendido justo lo opuesto. Moviendo mi esqueleto estoy aprendiendo más de mí y de mi ciclo que en todos estos años. El cuerpo señala los límites a la vez que es el único capaz de ampliarlos. Cuando me he obcecado en levantar mancuernas de 10 kilos el dia 22 de mi ciclo, mi cuerpo me ha dicho: ¡Erika, fuck off! y he tenido que parar. Yo, como siempre me pasa, he tenido que comprobar que la teoría era real en mí y sin duda en el deporte la ciclicidad hormonal es más que evidente
(...) Estoy aprendiendo a valorar el espacio que ocupa mi cuerpo, es decir yo, a saber que esta maquina de piel y hueso está hecha a mi medida y que funciona de fenómenos. Me siento más segura al caminar de noche sola porque siento que tengo fuerza y porque sé cómo moverme si algo pasara.
Sí, sin duda a mis 4 mujeres les está encantando esto de hacerse
movimiento en este cuerpo que mi madre cocinó con tanto esmero.". Erika Irusta
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