martes, 16 de junio de 2015

La libertad de vestirse

"Pero también y es una realidad, he ido aprendiendo que aquello que me enseñaron a ver como debilidad e incluso como posible fisura (y por ello un espacio para vulnerarme) puede llegar a ser una gran fortaleza. Es real que vestirse de mujer- mujer es viajar en segunda ya que muchos hombres, desde su posición privilegiada, te tratan como una cara-bonita-follable y varias mujeres se comportan contigo como verdaderas zorras (esto duele, pero es así) pero a la vez hay un espacio de libertad brutal en vestirse como a una le sale del coño (todo lo que sea cumplir con el propio deseo nos hace libres- así lo siento yo-) así como un brutal cambio en la actitud que se despliega cuando una decide rendir homenaje a las mujeres que han llevado con potencia y orgullo el disfraz de mujer. Y no hablo de resignificar el disfraz de mujer porque en cierto modo, aunque sea cierto, me parece que al expresar que si me pongo taconazos estoy resignificando tal o cual cosa, quiero decir que “yo sé más” o “estoy más avanzada” que las mujeres que llevan años sabiendo, por práctica propia, que desde ese traje de segunda se pueden ganar muchas y suculentas batallas, sin que los de primera lo adviertan si quiera". elcaminorubi





No hay comentarios:

Publicar un comentario