La autoafirmación es un bien necesario para vivir.
Cuanto más se unen mi accionar, mi sentir y mi pensar más fácil es tomar decisiones, desde las más simples pequeñas y sencillas se fortaleces este terreno autoafirmante donde soy la responsable de tomar la decisión y vivir las consecuencias.
Desde las 19 años voy a terapia, considerándolo un espacio de introspección, búsqueda y encuentro de liberación personal. Empecé sesiones con una astróloga, la cual sigue siendo una referente de persona sabia, amorosa y sus enseñanzas son guías y cimientos en mi actual acontecer/vida. Pasé por otras terapias alternativas. Mis padres me criaron bajo el ala de la medicina homeopática y años más tarde, conocí la iriología (terapia donde se toma como referente el iris del ojo, subidivido en 12 espacios al igual que las horas de un reloj)... y así podría seguir contando el camino que transitado.
En la voragine de vida, siento necesario detenerme un momento antes de tomar una decisión, evitando obsesionarme con posibilidades de debería hacer esto o aquello, y dar lugar a la espontaneidad y lograr afianzarme en mi deseo. Lo puse en práctica este fin de semana (sucedieron varias situaciones que quizás escriba en otro post) y al registrar mis necesidades, mi sensibilidad, no cargo a el otro diciendo:
- Es que ÉL/ELLA no registra lo que a mi me pasa, lo que yo siento...
Pero, ¿yo registro lo que me pasa? ¿Y lo comunico? Porque el otro no puede adivinar... contestando estas preguntas me afirmo en lo que yo soy y lo me pasa,y evito sentirme estafada o frustrada en un futuro próximo.
Bienvenida la autoafirmación a este horizonte.