El silencio me resulta necesario.
Hoy me resultó ensordecedor en la casa vacía.
La lluvia me hace sentir protegida en la noche solitaria,
como si me guardara.
(Ángel de la guarda, dulce compañía.)
La lluvia es el manto protector.
Su sonido llena el vacío ensordecedor.
Esfuma la creación imaginaria de sonidos que acechan.
Esa calma previa a la tormeta,
estática en el aire.
Una calma tensa,
aguardando su desborde.
Clama la calma su clamor.
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