martes, 17 de septiembre de 2013

La opresión del entorno


Cada día llego a la oficina y escucho palabras, palabras y más palabras sin sentido alguno para mis oídos; por momentos me agobian, me atacan, me desalientan y en este cuadrado ( mi cuadrado por algunas horas) me resigno y elijo  escuchar música, intento llenar de poesía el aire... Hacer que el día sea pasajero... Pero las voces que atraviesan con fuerza el pasillo vuelven al ataque con quejas, chismes, el episodio de la última novela... Pero todos sabemos cómo terminará la novela, también sabemos que faltan recursos y herramientas laborales, y que el que no tiene ganas de trabajar, seguirá sin ganas.  Y si en vez de enfocar nuestra visión en eso, que tal si miramos por la ventana (porque en la oficina en la que están, sí la hay) y vislubramos el Sol que después de varios días de intesa lluvia se deja ver; que tal si apreciamos la hoja nueva que nace en el Potus (que no se queja, sigue vivo en un entorno que podríamos decir adverso ya que nunca lo toca la luz del Sol) ; y que tal si hoy dejamos entrar la belleza, la delicadeza, la dulzura...




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